“La única manera de lidiar con un mundo sin libertad es llegar a ser tan absolutamente libre que tu mera existencia es un acto de rebelión”.
Albert Camus
Madrid, 08 de junio de
2022
Por LUIGI CAMPOS
El diario ABC.es publicó el pasado 31 de
mayo el siguiente texto en la sección relativa a la Salud: “Durante las
campañas de vacunación se alertó de los efectos que las vacunas contra la Covid
podían tener”.
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Uno se pregunta, cómo es posible que el diario
ABC publique tales declaraciones basadas en falsedades que engañan a la opinión
pública, sabiendo que existen innumerables hechos indiscutibles y tan
explícitos como que este diario, y demás medios de comunicación de masas, emprendieron
una campaña para desinformar a la población al ocultar la prescripción médica,
la receta y el prospecto antes de recibir la inyección en las campañas de
vacunación.
Como se sabe, los medios de comunicación
tienen una influencia muy directa en la opinión pública para llevar a cabo lo
que es informar, educar y concienciar al público de las condiciones de riesgo
en el acto de la vacunación pero esto no fue así, se convirtieron en los
principales voceros del gobierno en los programas y calendarios de vacunación,
sin responder a las cuestiones muy concretas de informar, educar y concienciar
sobre las condiciones de prevención de riesgos para la salud de la población,
tales como:
1) Que las vacunas, por su condición de
medicamentos, están sujetas a prescripción médica y receta, por lo que, para no
correr el riesgo de reacciones adversas graves o mortales, es imprescindible que
el paciente acuda a la consulta médica para prescribirle la vacuna que se le puede
inyectar.
2) Que las vacunas, por tener la
condición de medicamentos, están sujetas a un prospecto, donde se informa de
las indicaciones, posología, precauciones, contraindicaciones, reacciones
adversas y usos en condiciones especiales en niños, embarazadas y lactantes,
entre otros.
Desgraciadamente, tanto los medios de
comunicación como el Gobierno, que están al servicio de la ciudadanía, no
dieron cobertura alguna a la prescripción médica, la receta y el prospecto en
las campañas de vacunación. También es necesario decir que, tanto el gobierno,
como los medios de comunicación, evitaron abordar el tema de la prevención, e
insistieron en introducir subrepticiamente la idea de que las vacunas son
seguras, eficaces y de calidad para que la gente deje de dudar de ellas. Por
otro parte, a pesar de que su aplicación no era obligatoria en la primovacunación
y en las dosis de refuerzo, salvo para determinados colectivos, no existía más
defensa que la intimidación, la amenaza y la coacción, por ejemplo, tenemos el
pasaporte Covid o las pruebas PCR o test de antígenos y los tres tipos de
certificados Covid: el Certificado Covid Digital EU Vacunación, el Certificado
Digital EU Recuperación y el Certificado Covid Digital EU de Pruebas.
Este acto de desinformar a la población sobre la
prescripción médica, la receta y el prospecto en las campañas de vacunación es
una gravísima amenaza para la salud pública y ha provocado lesiones graves, muy
graves y de larga duración o de por vida, así como la muerte, de las que nadie
responde con toda responsabilidad penal o civil.
Aquí el ABC afirma un hecho de la
realidad completamente distorsionada por falsedades y mintiendo descaradamente con
la difusión de esta publicación a la opinión pública. Tanto el ABC y demás
medios de comunicación, tratan de manipular la información y hacer un mal uso
de ella para sus fines, excluyendo a las personas de la verdad. Una vez más nos
damos cuenta que estos medios nos tratan como tontos dispuestos a ser engañados,
y estamos seguros de que este mismo acto de desinformar se ha producido casi en
todas las partes del mundo, puede haber sido el resultado de un acto deliberado
con un objetivo específico.
Ante esta realidad que se revela por la falta de
información y conocimiento en que incurren los medios de comunicación y el
gobierno, según la cual cada uno de nosotros tenemos el derecho a obtener
información y a ser informados de manera veraz y plural, cuando se trate de la
protección de la salud pública en conocimiento de la prevención de riesgos en
el acto de la vacunación, está siendo silenciado o ignorado por los que
ostentan el poder.
Esta realidad describe cómo se comportan los medios de
comunicación y los gobiernos del mundo que resultan estar encadenados por la
mayor bajeza moral imaginable. Y nunca hubiéramos imaginado que llegaría el
momento en que informar, educar y concienciar a la ciudadanía, orientada al
conocimiento de la prevención de riesgos en el acto de la vacunación, habría recaído
en la participación activa y automática de ciudadanos desconocidos,
sensibilizados ante el comportamiento de los medios de comunicación y del
gobierno que no asumen su responsabilidad de promover, prevenir y proteger de
la salud pública en el tema que nos ocupa.
Fijaros hasta dónde hemos llegado, que ante la
indiferencia moral de los medios de comunicación en los que se refiere a la
salud pública, surge un puñado de ciudadanos que resisten y reaccionan con una
labor informativa de difusión social, orientada al conocimiento de la
prevención y protección en el acto de la vacunación.
Claro que es realmente una posición absurda o utópica
pretender sustituir al Estado en su servicio de protección social, nada que
ver, simplemente viendo esta malvada y oscura realidad dan un paso adelante con
cierto grado de sensibilidad humana y ejercicio práctico de la crítica razonable,
como es el caso de El Espejo Crítico, que en su
momento tuvo consciencia, conocimiento y comprensión
de la importancia de la prescripción médica, la receta y el prospecto, donde de
manera preocupante pudo constatar el desconocimiento y la desinformación, así
como la falta de concienciación sobre los documentos citados que ante una
sociedad de la ignorancia creyó necesario salir a la calle para informar a la
gente y poner rostro a la verdad. Respondiendo así a la desinformación y como
una acción encaminada a protestar contra las violaciones a los derechos humanos
y las graves injusticias que se están cometiendo en la atención sanitaria sin la
adopción de medidas preventivas antes, durante y después de recibir la vacuna.
Permítanme una reflexión final, lo que vemos de la
desinformación difundida por los medios de comunicación de masas y los
gobiernos sobre la prevención, protección es injusta e inmoral, creemos que se
está produciendo intencionalmente ya que se entiende que nos están ocultando la
verdad al dar información que solo promueve campañas y programas de vacunación y
que, además, se presiona a la población para que se vacune imponiendo medidas coercitivas
y limitantes del derecho, restringiendo actividades y libertades como el
certificado covid, que cuando la ley declara la vacunación no es obligatoria
sino voluntaria, su aplicación no es válida ya que acaba siendo coercitiva.
Esto es un ejemplo más de lo que nos estamos
enfrentando al cuarto poder y de un poder mundial basado en mentiras y
falsedades que toman decisiones, acciones y actitudes en contra de la Humanidad,
y en la cual la élite globalista, (La Bestia), pretende implantar un plan
deliberado el “Gran Reinicio” con intenciones perversas puestas en práctica por
sus cachorros, los gobiernos de turno involucrados, al igual que sus verdugos.
Ahora bien, ¿cómo responder positivamente a esta
civilización que nos gobierna y que representa una amenaza real para la Humanidad?
Es muy difícil salir de esta realidad cuando hay una sociedad en crisis:
familias que no educan, líderes que no orientan ni motivan con fundamento a las
multitudes, un sistema educativo que no forma en valores y en virtudes, impulsado
hacia un ideal social y desarrollo del espíritu de investigación y pensamiento
libre, unos medios de comunicación de masas socialmente inconscientes, una
clase política que no es ejemplo de guía, y si descendemos más en nuestra
visión con respecto a las redes sociales, vemos que no hay modelos ni
referentes de los que guiarse, que permitan vislumbrar soluciones específicas,
que permitan generar nuevas experiencias asociativas como mucho opiniones,
críticas y quejas sin ejemplos de iniciativas prácticas y concretas, sin la
búsqueda de nuevos paradigmas para una oportunidad o un desafío.
Así visto, las redes sociales están infectadas de ego de
tal manera que distorsiona la realidad, lo que se percibe como generador de situaciones
perturbadoras y conflictivas, capaces de modificar la percepción de la realidad
con distorsiones cognitivas influenciadas por emociones y creencias, por
ejemplo, somos la resistencia, cada día estamos más cerca de ganar la guerra,
sumamos millones, jamás lo lograrán, somos un ejemplo mundial, somos la única
resistencia constructiva, estamos despiertos, el mundo está despertando, entre
otras voces, que consiguen hacernos creen que lo imposible parece posible. Y si
las redes sociales no están a la altura de atributos humanos como son:
conocimientos, actitudes y valores, y sin iniciativas disruptivas que posea
información transformadora de ser tomada en cuenta para desarrollar el
pensamiento crítico, pues inútilmente estamos sacrificando nuestra salud mental
y bienestar, además de nuestro tiempo.
Y finalmente, ¿qué hay con nuestra individualidad
frente a esta realidad? Es difícil negar que en el mundo exista un alto
porcentaje de individuos que han perdido sus cualidades y valores morales y
espirituales, lo que implica la pérdida de su autoestima, por lo que no hay
espacio para escuchar los puntos de vista de otros, una de las características
de la necedad. También es cierto que el mundo está lleno de críticos, quejosos,
rumiantes y angustiados que prevalece un comportamiento disfuncional sin ningún
propósito constructivo en busca de soluciones que pretende luchar contra una
civilización que hace vernos a un don Quijote en su locura. Aquí nuevamente, la
subjetividad prevalece sobre la racionalidad, una individualidad que vive en la
esclavitud del ego, prisionera psicológicamente.
Entonces, ¿cómo podemos afrontar esta situación donde
nos amenaza un globalismo totalitario, donde somos dirigidos, controlados y
gobernados por las posiciones dominantes en el contexto político, económico,
social y cultural, donde existe una Humanidad esclava incapaz de superar la
dependencia existencial de un sistema que sirve como herramienta hegemónica de
las élites y basado en los intereses de los poderosos de la Élite? Lo cierto es
que la única forma de afrontar esta realidad es ser conscientes de que la
Humanidad nunca será libre como nunca lo estuvo, es esclava y que prefiere
seguir siendo esclava, vivir en la misma inercia y seguir la dirección que el
sistema nos propone porque está presente el miedo profundo a la libertad. No
podemos engañar a esta realidad de que no hay una fuerza histórica contendiente
de acción y reacción que confronte a esta civilización dominante.
Por otro lado, ¿dónde está ahora el carácter del
individuo? Parafraseando a León Tolstoi, todos piensan en cambiar el mundo,
pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo. Y es precisamente aquí donde debe
comenzar el cambio, debemos ser conscientes del lugar que ocupamos en este
sistema, ser sinceros y reconocer el carácter servil de nuestras vidas que seguimos
siendo esclavos, adoctrinados, programados, desempoderados, castrados y
mutilados, lo cual por cierto es difícil detectarlo y aceptarlo. Saber que
somos esclavos es el camino a la libertad. Esto es el primer paso, que es
precisamente una introspección, una autocrítica que nos conlleva a un diálogo
interno. Por supuesto, este hecho de saber que estamos encadenados y siguiendo
la dirección que nos propone el sistema nos lleva a un tipo de experiencia que repercutirá
positivamente en nuestra valoración y por tanto en nuestra autoestima.
La autoestima es, sin duda, el gran olvidado de la
población que se traduce en depender existencialmente de este sistema dominante,
que sea imposible e inevitable impedirlo que siga su curso. Hay tantas frases
que nos dicen sobre esta realidad y que recordamos: “Rechazamos creer todo
aquello que afecte nuestra comodidad”, Dr. Robert Young, o “son pocos los que
prefieren la libertad; la mayoría solo quiere un amo justo”, Salustio, o “La
mayoría de la gente no quiere la libertad, porque la libertad implica
responsabilidad, y la mayoría de las personas tienen miedo de la
responsabilidad”, Sigmund Freud, o “La libertad nunca es dada voluntariamente
por el opresor; debe ser demandada por el oprimido”, Martin Luther King, o “Es
difícil liberar a los necios de las cadenas que veneran”, Voltaire. Los
acontecimientos actuales corroboran estas frases que nos hace pensar que es solo
una utopía, una ilusión que la Humanidad llegue a ser libre, y nosotros
plenamente libres. Seamos realistas, no nos engañemos, bien decía Buda: “Si
quieres saber cómo será tu vida futura, fíjate en cómo te comportas en esta, y
si quieres saber cómo era tu vida anterior, ve sus consecuencias en lo que te
sucede actualmente”.
Siendo conscientes del valor de la autoestima,
comenzaremos a desarrollarla de tal manera que, sin darnos cuenta, nos
convertimos en personas participativas con la sociedad, sensibles y solidarias
que entregan su tiempo y conocimiento a los demás, donde nuestras acciones
sociales se vuelven hechos, que revelan la experiencia ciudadana a través del
contacto con los demás, aplicando la sabiduría y la prudencia, sin terminar en
la pretensión de ser los salvadores del mundo, o responsabilizándonos de todo
el mal y el dolor del mundo, aparte de que
no es nuestra tarea de resolver la vida de nadie. Aquí debemos darnos cuenta de
dónde empieza y acaba nuestra responsabilidad como ciudadanos solidarios,
observando los límites de los demás y también los nuestros. Seamos conscientes de
que somos una gota de agua que forma parte del mar, de una realidad muy grande
y compleja para entender que podemos aportar un poco de sensibilidad y
solidaridad al mundo, sin autolesionarnos, que nos dará una sensación de libertad
y eso se traduce en una sensación de dicha y felicidad.
Ser conscientes de esta realidad nos liberará del
sistema dentro del sistema. Entender que nuestra lucha no es contra el sistema
sino dentro de nosotros mismos, capaces de creer que el poder está dentro de nosotros,
de que la forma en que nos relacionamos con el sistema puede cambiar. Por tanto,
el cambio hacia la libertad no es de fuera sino desde dentro de nosotros
mismos. “Nadie fuera de nosotros puede gobernarnos interiormente. Cuando sabemos
esto, nos volvemos libres”, Buda. “La única manera de lidiar con un mundo sin
libertad es llegar a ser tan absolutamente libre que tu mera existencia es un
acto de rebelión”, Albert Camus.
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Luigi Campos